El regulador internacional de contabilidad aprobó este año una nueva norma que va a suponer un mazazo contable para las compañías de todo el mundo cuando entre en vigor en enero de 2019. Ese impacto se deriva de un cambio en la forma de contabilizar los arrendamientos, tanto inmobiliarios como de otros activos. Actualmente, las empresas computan esas rentas en la partida de gastos de su cuenta de pérdidas y ganancias por ejemplo mes a mes, como si se tratase del abono del alquiler de un piso. Con el nuevo estándar, las compañías cotizadas deberán incluir todo el coste futuro de sus contratos de alquiler en su balance, como un activo y un pasivo, lo que les supondrá un aumento del nivel de deuda.
Fuente: ABC.es
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